King Gizzard and the Lizard Wizard. El gizzverso existe.
- Sinestesias
- 29 nov 2017
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Allá por 2010 en Melbourne se juntaron 7 chavales para formar uno de los grupos más locos e interesantes que hay hoy en día. Un grupo que hoy ya tiene en su haber 2 ep,s y 12 lp,s, la cuenta es fácil, más o menos cada seis meses paren una nueva obra, lo de prolíficos se les queda corto. Su pasión por el rock ácido y la exploración musical es admirable, tienen un sitio en el podio de la psicodélia desde hace años, y es que la variedad musical que ofrece una banda de siete miembros adictos a la lisergia sonora hace que toquen muchos palos y no se atasquen en un estilo definido, en 2016 hasta consiguieron el premio ARIA ( de la industria musical australiana ) al mejor grupo de hard rock/heavy metal con su disco Nonagon Infinity, algo que causó estupefacción ya que este no es su género, aunque aquel disco era un misil. Este año 2017 han sido nominados en varias categorías y por discos diferentes, y es que a día de hoy ya han sacado a la venta 4 discos.
Hay una divertida teoría propuesta por sus fans que habla de la interconexión que tienen todos sus álbumes, dicen que forman una única línea narrativa que explica el fin del mundo. El grupo se apuntó a esto de cabeza y declaró que efectivamente todos sus obras coexisten en un universo, el gizzverso, con un sentido unificado. Así de locos están, sus fans y ellos. Esa maravillosa locura que les caracteriza se palpa en sus actuaciones en las que usan dos baterías, se cambian los instrumentos entre ellos y los movimientos que hace el vocalista/guitarrista Stuart Mackenzie con su guitarra añaden más desparrame si cabe. También se puede apreciar la lisergia psicodélica en las letras de sus canciones, en la imaginería de sus videoclips, en su afición por la serie B y por el cine de ciencia ficción barato. Sus composiciones son impredecibles pero hay un recurso que se repite en casi todos sus discos, sobre todo en los últimos, y son las estructuras repetitivas, los loops infinitos que forman el conjunto de sus canciones hacen que sus obras se tornen conceptuales no solo líricamente sino también musicalmente , hay efectivamente una línea narrativa que hace que sus discos a veces parezcan formados por una sola canción eterna.
En 2017 decidieron anunciar a la prensa que grabarían 5 discos. Si no conoces al grupo te parecería un órdago mal echado, pero si miras su historial te parecería dentro de lo posible. Y ya tienen 4 en la calle, todos diferentes y todos muy en su línea argumental. En lo estrictamente musical es donde están las diferencias, ellos se han declarado muchas veces exploradores de instrumentos, incluyen todo tipo de efectos de sonido, añaden harmónicas y flautas e incluso modifican guitarras para encontrar los microtonos necesarios que satisfagan su adicción psicodélica. El primer disco de este año fue Flying Microtonal Banana, ahí usaron esa guitarra modificada para, como dicen ellos, buscar las notas que hay entre las notas. El siguiente fue una epopeya que parece sacada de un relato medieval dividida en tres actos, con una voz femenina a modo de narradora que va hilando las canciones, recurso más veces utilizado, lo llamaron Murder of the Universe. Poco después apareció la maravilla de Sketches of Brunswick, grabado a medias con Mild High Club, una banda amiga de Los Angeles que aportó su toque oscuro de jazz y propició una mezcla de estilos que convirtió este disco en una delicia para oídos finos por el que han sido nominados al mejor disco de jazz en los ARIA de este año, una muestra más de su versatilidad musical. El cuarto disco ha sido puesto a disposición de todo el mundo en un link de descarga gratuita, es Polygondwanaland y su forma de distribución es un punto positivo más para este grupo que no para de sorprender. Aquí juegan mucho con sintetizadores ochenteros, pero sin perder un ápice de su sonido ácido de siempre.
No sabemos si en este mes que queda de año nos volarán la cabeza con un nuevo disco, justo ahora están enfrascados en su Gizzfest, un festival organizado por ellos que recorre las principales ciudades australianas y que junta a multitud de bandas locales e invitados de excepción, un ejemplo más de que estos siete chavales inquietos son uno de los grupos más interesantes de la década, un grupo para explorar y disfrutar. El gizzverso existe, y no se contrae, se expande.
Abel Luis
Rocío Vicente
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